domingo, 23 de febrero de 2020

UN DÍA EN BARAJAS






Volé a Madrid, en el vuelo Nro. 3939 Express Iberia, el pasado octubre de 2019, para reencontrarme con mi mejor amiga.   Luego de 16 años sin vernos,  las dos salimos de Venezuela,  ella para Miami y yo para Canarias, como muchos, huyendo de la llamada “revolución”.

Antes de despegar,  mi corazón galopó a mil por hora, aún no lo tengo claro,  si fue por el despegue o  porque  vería a mi gran amiga  Mayra.
Fueron días fantásticos, difíciles de narrar, vino acompañada por su esposo, un encanto de persona, educado, gentil, excelente anfitrión,  los días estuvieron mágicos,  llenos algarabía, entre paseos y buen vino. Fue una bendición, un regalo del  cielo, no dejaré de dar las gracias por siempre.

Pero, llegó el día de regreso, sonó el despertador, enseguida despabilé y  no daba crédito al ver  las micas del reloj, que indicaba, 7 y 30 am. y no 6 :30 am, como yo pensaba.  Mi vuelo  con destino a Tenerife, salía a las 8 y 40 am.

Salí a toda prisa, a medio vestir, apenas hubo tiempo para las  despedidas, corría con  mis piernas largas, un auténtico ganso en tercera dimensión, dando saltos, por la Gran Vía, creo que llegué en cuatro brincos, ya que el piso de hospedaje estaba muy cerca.  Bajé por la estación del metro, casi destrozo el maletín, que sonaba como tormenta de meteorito entre las escalinatas,  mientras la sentía llorar.  Ya con los nervios esparcidos y perdidos, buscaba la dirección correcta, pero el pantene de colores que indica dirección de vagones, hacía que alucinara y no me dejaba ver con claridad la dirección:  Aeropuerto de Barajas.  Fue increíble que no me haya equivocado, inclusive   llegué rápido,  no hubo que esperar en las estaciones, en un abrir y cerrar de ojos me vi allí desorientada, en Barajas. De nada  valió, hacia exactamente tres minutos, leyeron bien,  tres minutos miserables que había salido mi vuelo.
Al  escuchar el sonido seco  de la azafata,  “ya salio”,  la vista se me nubló, pensaba en el examen del lunes , en el dinero perdido y en la falta para comprar otro, intuyendo que no gozaría de ninguna oferta como el anterior.

Quedé paralizada por segundos  y el llanto interior y exterior no  tardó en aparecer, solo atiné a decir:  -  jamás salen en hora,  para un día que no llegó les da por ser puntual”,  y su mirada se incrustó en un cartel,  que tenía detrás de mi , y en el medio de un silencio pavoroso,  señaló con su dedo índice, la  ventanilla de “Venta de Boletos”. Sin imaginar el día que tenía por delante.

Seguir Leyendo: https://beaybrillodelmar.blogspot.com/2020/02/un-dia-en-barajas.html




2 comentarios:

  1. Menuda aventura, voy a leer lo demás.

    Besos dulces hasta tu brillo del mar.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Dulce por pasar un beso grande desde mi brillo del mar

    ResponderEliminar