Relatos I Los Próceres
Corría los años 70, viajaba sobre las
ruedas de un plateado amasijo de hierro, titulado patines, para descubrir unas
torres de vértigo imponente, sus escudos, los héroes de la patria y custodiados
por uniformados que inspiraban un profundo respeto, mientras los helechos de
copas romanas dominaban mis sueños y sus leones de cemento inclinados al Rey del
Paseo llamado Los Próceres.
Era el lugar mágico de mis sueños, en las
noches donde el verano apretaba y la brisa jugaba con mis largos cabellos.
La algarabía no cesaba, el sonoro ruido
de los chicles Bomba Fiesta, ese pitillo rosado soberbio engalanaba a cualquier
bolsillo de falda o jeen, hacíamos con
su presencia una piñata. las risas traviesas de los carajitos, pantalones
cortos y tirantes de color diversidad, manifestándose sobre las mallas
decorativas de mármol mamón, mamón, esa fruta hoy inalcanzable, para mi, para ellos.
Pero mis cabellos querían ser jugando,
mis patines rodando y mi corazón emocionado, como un caballo desbocado al ver a lo lejos la
silueta, mi primer amor de
corazones en los árboles, un hombre de uno 1,80 , moreno de playa, cabello ondulado castaño, mirada seductora solo tenía 17 años y
yo unos 13 con sabor a Barbie, aún
escondida detrás de las copas romanas, con mis cabellos jugando, a princesa de
hadas.
Jamás
aquella silueta lo supo, solo mi memoria escondida entre las fuentes de cada
cuadra, guardaban mi secreto. Esas fuentes vigorosas llenas de esperanza anunciaban
mi castillo dibujado en mi memoria.
©Beatriz Martín
20/09/ 2019